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sábado, 25 de diciembre de 2010

Fausti 4-0 Negros

 La historia cuenta que hoy empezaba el verano, 21/12, con mucho calor subí al remís que me llevó al colegio Philips en colegiales. Allí me reuní con Gonzalo a terminar un trabajo práctico del taller de "Instalaciones Eléctricas".

Después de llegar a algo que consideramos progreso decidimos retirarnos. Salimos del edificio a eso de las 16 hs. y mientras
él enfiló para la derecha yo me dirigí a Federico Lacroze. Eran 5 o 6 cuadras para la izquierda para tomar el 42. Ya tenía en mi bolsillo derecho las dos monedas necesarias (la de $1 y la de 25 centavos) y en el izquierdo mi celular. Ese samsung viejo modelo SGH F250L, no es ningun iphone ni nada parecido.

Llamé a mi madre para avisarle que estaba en camino a casa, pero no me atendió, quizás porque no tenía señal o porque no lo tenía cerca. Cuestión que cuelgo y guardo mi celular en el bolsillo izquierdo de mi pantalón gris. Veo un grupo de cuatro adolescentes de 17/18 años y siempre está el pensamiento de desconfianza sobre el aspecto que tenían. No quise hacer contacto visual, pero saben como es esto, si los mirás es malo porque los mirás; si no los mirás también... nada los frena.

Me vieron guardar el celular y ahí es donde atacaron cuando estuve lo suficientemente cerca. Algo de eso intuí y por eso ni bien los sentí tomé con mi mano izquierda el celular del bolsillo y lo saqué. Protegido dentro de mi puño izquierdo lo que ellos más querían no lo conseguirían. Su "dame el celular" me lo esperé e incluso casi ni lo escuché.

El episodio fue demasiado rápido, no se si sólo me atacó uno , o fueron dos de ellos, ya que si hubiera sido uno no hubiera podido atacarme el bolsillo y la cara al mismo tiempo y no duró mucho. Me refiero a que uno me destrozó el pantalón en busca de algo que allí ya no estaba y el otro me fracturó la nariz.

Qué hice yo? Creo recordar haber tirado una mordida, (no se si al aire) o un golpe, algo hice, pero lo más significativo además de haber sacado el teléfono del bolsillo y de haber mirado quién podría socorrerme, fue apartarme de la vereda hacia la calle con la idea de frenar algun auto que pasaba para reforzarme o incluso asustar a los atacantes.

Tres veces me habían intentado robar. Nadie pudo ya que en ninguna ocación estaba lejos de testigos, que al elevar mi tono de voz con un "no tengo ningun celular" pudieran oir del ataque que estaba recibiendo.

Entonces mi canilla de sangre se volvió a abrir como suele hacer. Soy sensible en ese aspecto, suelo sangrar. Así, con mis ropas como harapos y mi nariz llorando una señora primero se ofreció a alcanzarme a algun lado y luego un señor me abrió la puerta de su casa para que me limpie. Ubiqué a mi madre y me dijo que fuera a esperar al colegio. Cuando la hemorragia amainó regresé con Tuqui a la escuela. Allí me atendieron en el baño con hielo, y me volvió la sangre.

Torregiani, De luca, Horacio, Ruben, Patricia, Fazio, Iribarne, Monaco, Nancy alguien más faltó entrar al baño a ver al herido? Horacio me ayudo a calmarme un poco ya que en el medio de tan súbita y confusa situación yo me reía. Si, me reía. Pero no sé la causa.

Llego Silvia y una vez que De luca le dijo que fuera a hacer la denuncia me fui del baño y de la institución con mi madre a la comisaría, donde se "cagaron de risa", poniendo cara de "si, vamos a hacer algo".

Pasamos a Estomba y Virrey del Pino donde me atendieron en la guardia y me sacaron una radiografia.

A todo esto sumenle mi loca risa infundamentada y mi cansancio de contar la historia. Se la conté al señor donde me lavé la cara, a Tuqui, en el colegio, a mi mama, al de la guardia, al de la radiografía, a mi hermana, a mi papa, a mi abuelo... y hasta a Irene.

A las 18.20 habían pasado muchas cosas en menos de dos horas y media y yo me estaba tomando un analgésico.

Hasta ahí son los hechos, ahora reflexionemos:
Jamás querría si lo viera denuevo al chico golpearlo o hacerle daño físico, cuando todos me preguntaron si estaba bien, yo ... estaba BIEN!. Solo me dolía un poco la nariz, pero por el resto lo veía normal, y eso aunque no esté bien era así.


Harto de contarlo, sepan que estoy agradecido de que no fue peor, de que conservé mi celular y sepan también que una de las cosas que más me molestó fue sacar a mi progenitora de su trabajo.

Gracias por leer, mi nariz se los agradece.

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