Allí estaba yo,
sobre una pequeña barca,
el agua estaba calma
y pocos barcos había.
Mi humilde vehículo acuático
pronto se vio desviado,
es que su voz,
combinó perfecto con sus notas.
No había ido por ella,
pero me atrapó,
y aunque su canto lo admitía,
no pude evitar serenarme ante ella.
Ven por favor,
dime en tu precioso francés,
que puedo ofrecerte,
o si me tengo que mudar a lo que llamas foyer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario